LA SUPERDOTACIÓN EN LA ESCRITURA
MANUSCRITA
Puesto que no es la mano la que escribe, sino que está a las órdenes del sistema nervioso y de la riqueza (o
no) de la red neural del escribiente, en los superdotados, y en este caso concreto un niño de 9 años, su superdotación debe poder constatarse en la
escritura que realiza en la pizarra. Y lo que podemos observar es que tanto las
letras como los números que escribe los realiza con gran claridad gráfica. Asímismo, observamos que toda la escritura (números y letras) la realiza manteniendo un sentido de la proporción, no
tan solo entre los caracteres mismos, sino también en el espacio. No se observan
torsiones ni en las letras ni en los número. Por el contrario, realiza todo
su grafismo con una seguridad y una firmeza inusual en un
niño de 9 años. Cabe añadir, además, que está escribiendo en una pizarra tipo Velleda deslizante y con un rotulador, lo que realza especialmente los errores: torsiones, roturas gráficas, etc. Sin embargo, nada de esto se observa en la ecuación escrita en la pizarra. Ningún niño de nueve años escribe esta ecuación con ese
nivel de calidad gráfica, a no ser que su red neural corresponda a la de un
niño superdotado. Obsérvese que no hago ninguna reflexión en relación a la
complejidad de la ecuación, porque la psicología de la escritura no entra en el
aspecto semántico de lo escrito, no porque no sea relevante, sino porque nos
podría confundir, puesto que el contenido puede ser dictado o copiado, mientras que la forma
de la escritura, así como su ordenación espacial, están condicionadas por tantos
aspectos inconscientes que no pueden ser manipulados hacia arriba, es decir,
en un sentido de superioridad psicológica. Porque toda escritura puede
manipularse, sí, pero con un resultado grafopsicológico inferior al del
escribiente.
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