martes, 29 de marzo de 2016

LO QUE NOS DICE LA LETRA DE JOAN GAMPER


LO QUE NOS DICE LA LETRA DE JOAN GAMPER

Una advertencia previa: la escritura analizada corresponde a la etapa de juventud de Joan Gamper, el fundador del club de fútbol Barcelona, cuando estaba en la plenitud de su vida, sin cuya vitalidad no hubiera podido emprender sus iniciativas deportivas y sociales posteriores.
Lo primero que llama la atención de su escritura es su consistencia. Su letra es legible y sus palabras mantienen una armonía formal. También llama la atención el dinamismo de su trazo que (como puede observarse en la muestra) avanza sin inhibición ni discontinuidades. Puede apreciarse también el enlace de las letras (escritura ligada) y la inclinación del trazo, ambos indicativos de una fuerza expresiva y una vitalidad que proyecta hacia los demás. De su letra se infiere que desprendía gran seguridad en sí mismo, que contagiaba positivamente a su entorno, con una elevada capacidad de acción y una gran voluntad para mantenerla de manera sostenida. Sus movimientos eran muy dinámicos, ágiles y seguros. De vez en cuando su propia vehemencia le hacía ser demasiado decidido, lo que se aprecia en algunos de sus finales de palabra. No muestra signos de amaneramiento: su gesto siempre es natural y nunca exageradamente afectado en el trato con los demás. Debía ser infrecuente verle abatido y sin dinamismo. Su temperamento le confería dotes de liderazgo, y así se lo reconocían los demás.
Fue un hombre que debió tener gancho para las mujeres, ya que la personalidad fuerte y varonil que se desprende de su letra debió ser un atractivo añadido. Aunque le gustaban las relaciones públicas, se ve que era una persona muy independiente que no se dejaba mediatizar por las opiniones ajenas. No era, por lo tanto, una persona fácilmente influenciable, y sí muy obstinado. Cuando tenía una idea, procuraba los medios para llevarla a término. En algunos de sus finales de palabra pueden observarse lo que los grafólogos llamamos "rizos del subjetivismo", que según la psicología de la escritura indican una defensa y reafirmación vehementes de sus propias ideas. Pero, por su naturaleza pasional, corría el riesgo de perder su objetividad. Y por su fuerte convicción en la propia capacidad para superar las posibles dificultades, así como cierta desatención a los obstáculos, también se arriesgaba a perder la visión de conjunto. Los demás seguramente le percibían como una persona con gran seguridad en sí mismo, sin vacilaciones a la hora de afrontar las dificultades. Su estilo era más combativo que flexible o contemporizador.
Su grafismo, con ritmo y buena estructura, indica un ímpetu natural, así como una sensación íntima de fuerza que le confiere optimismo y confianza en la propia capacidad de superación, junto con una muy buena predisposición al aprendizaje. Cuando tenía que manifestar sus opiniones, lo hacía con seguridad y sin miedo al rechazo que pudieran causar. Su grafismo también indica que era una persona que seleccionaba mucho sus amistades, en particular las que podían tener un ascendiente sobre él, y tenía una elevada capacidad discriminativa.
Se trata, pues, de una persona dispuesta a hacer frente a las dificultades que se interpongan en la consecución de sus objetivos. La regularidad gráfica, la ausencia de líneas, palabras o letras descendentes, la rectitud casi geométrica de las líneas, indican su capacidad de mantener el esfuerzo hacia una meta, aunque se hiciera esperar. Los rasgos citados equilibran la impetuosidad de sus finales de palabra. Estos y otros rasgos de personalidad son los que, a pesar de su fuerte carácter, le posibilitaban la socialización, aunque nunca desde la sumisión al entorno, sino tendiendo a tomar la iniciativa: él propone y defiende su opción, quiere convencer a los que le rodean. Se socializa, sí, pero no a costa de callarse sus juicios ni de someterse.


Postal mostrando la Rambla de las Flores, Barcelona. 
Hans Gamper escribe a la familia Schiesser-Hässig de Aarau, 1901.

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