LA ESCRITURA Y LA PERSONALIDAD
La psicología
de la escritura (grafología)
La invención de la escritura hizo
que la humanidad pasara de la prehistoria al periodo histórico. Ha aportado a
los hombres toda la memoria del mundo, y su más vasto sistema de comunicación a
través de los tiempos y del espacio. Los distintos códigos de comunicación
–mediante el gesto, la postura, la mirada, la forma de andar, la manera de
vestir, el llanto o la risa . . . , -incluyen variadísimos mensajes, pero la
escritura permite expresar con profundidad y precisión el mensaje deseado. La
escritura fija y concretiza el pensamiento, y mediante ella los distintos
mensajes acaban configurándose en “radiografías gráficas” dado que adquieren un
reflejo permanente y espacial.
Pero, ¿cómo se escribe?. Charles
Darwin fue el primero en definir el acto de escribir como “una combinación de
estructuras físicas, de características psíquicas y de aprendizaje”,
anticipándose así a los trabajos actuales de la neurofisiología, psicología
experimental y comunicación. Estos trabajos perfilan progresivamente el
contorno de un campo de investigaciones, que son a la vez fundamentales y
aplicadas, que van desde el estudio de los procesos mentales hasta los
tratamientos informáticos de los textos, en que la escritura se ha instaurado
como objeto científico.
En palabras del Dr. Joaquin
Alegrat, ya fallecido, “varias ramas del saber presentan su colaboración a un
mismo fin: conocer la psique, penetrando y desentrañando los mecanismos
neurocerebrales. Entre ellas, menos conocida o mal conocida, la grafología
aporta igualmente los resultados de su investigación. Naturalmente, nos
referimos a la grafología científica, aquella que parte de unas leyes
objetivas, por consiguiente ciertas, demostradas experimentalmente sobre la
interpretación del movimiento escritural”. Por tanto, el análisis de la
escritura no se apoya en creencias ni en una fe incuestionable, sino en ciencia
experimental. Así pues, podemos convenir en que la grafología es la ciencia
experimental que, a partir de la expresión gráfica natural del que escribe,
revela la personalidad psicofísica con los componentes intelectivos, tendencias
temperamentales, aptitudes profesionales, constitución somática y
predisposiciones morbosas, congénitas y activas.
“Escribir es una proyección
gráfica de los condicionamientos o informaciones cerebrales que las neuronas
motoras se encargan de plasmar por medio de quinientos músculos efectores,
desde la articulación del hombro hasta los dedos de la mano. Todo movimiento
traducido en los trazos, rasgos y espacios del grafismo corresponde a estados
mentales, ubicados en el complejo mundo neuronal. Por eso la escritura es
proyección de la personalidad”. Y, por eso, se ha conseguido convertir en una
realidad científica, hoy universalmente admitida, y con múltiples aplicaciones
profesionales. Así pues, el lenguaje escrito debe considerarse como una
expresión gráfica de toda la personalidad somatopsíquica, y como un medio de
investigación esencial para conocer la personalidad, tanto normal como
patológica.
Dibujos y escritura de Federico García Lorca
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